Los fabricantes de masas congeladas de bollería y pastelería viven un momento dulce gracias a las buenas cifras y la adaptación constante a las demandas del consumidor, como recetas más saludables, en formatos mini o listos para consumir

Las empresas que elaboran masas congeladas de pastelería y bollería han centrado sus esfuerzos en la escucha activa de los consumidores y clientes, para poder adaptar sus ofertas a estas nuevas demandas. Estas exigencias llevan años asentadas en las tendencias por un estilo de vida saludable, donde se buscan alimentos con mejores perfiles nutricionales, que incluyan ingredientes beneficiosos para la salud, que puedan provenir de cultivos ecológicos o estén libres de gluten. 

Con esta valiosa información, las empresas han podido adaptar mejor sus productos y eso se está notando en las buenas cifras que arrojan algunos organismos, como la Asociación Española de la Industria de Panadería, Bollería y Pastelería (ASEMAC). 

En los últimos datos disponibles, correspondientes al año 2018, se observa una variación positiva tanto en la producción como en la facturación con respecto al 2017. En el caso de la producción, se ha registrado un aumento del 2,9% hasta alcanzar los 178.383.000 kilos de masas de bollería y pastelería. La cifra de facturación, por su parte, ha experimentado un crecimiento del 4,8%, llegando a un total de 501.642.000 euros en las masas de ambas categorías. Los casi 3 y 5 puntos de crecimiento, respectivamente, son, “sin duda, unas buenas cifras para el mercado”, como apunta Felipe Ruano, presidente de ASEMAC. 

En lo que se refiere a los productos más demandados en la hostelería, la asociación no dispone de datos oficiales, pero sí puede arrojar una idea aproximada basada en su conocimiento del mercado, así como de las gamas de productos de conveniencia para hostelería que les ofrecen algunas de las empresas asociadas: “Bares, cafeterías restaurantes, hoteles, ‘caterings’, panaderías y las más recientes Bakery Café ofrecen una amplia variedad de productos de los que les provee el sector de las masas congeladas. Los acabados van desde productos para fermentar, para descongelar y hornear, al típico para descongelar y listo”.

En el caso de la bollería, por ejemplo, esta variedad pasa por los ‘croissants’, napolitanas, palmeras, ensaimadas y caracolas; que tienen gran acogida en sus formatos mini y en los elaborados como ‘medias porciones’. El abanico de posibilidades en pastelería, abarca desde repostería (como pastelería en miniatura), tartas (de manzana, chocolate, ‘lemon pie’, ‘carrot cake’, etc.), planchas, postres (‘coulant’, pastel, ‘brownie’, etc.) y productos de temporada, como los roscones. La oferta referida a las masas saladas, como recoge ASEMAC, abarca bocadillos, ‘pizzas’ y cocas, empanadas, empanadillas y bollería salada. De esta última, Felipe Ruano destaca las múltiples versiones de mini bollería rellena de elementos salados, como queso, sobrasada, jamón o salchicha.

 

Leer el artículo completo en la revista