La pandemia cambia las preferencias de los consumidores de sopas, caldos y cremas, que demandan los conceptos de salud, placer, conveniencia y local-sostenible

La crisis del coronavirus continúa teniendo efectos en el mercado casi un año después de que llegara a nuestras vidas. En mercados tan estables como el de las sopas, cremas y caldos, con ventas de unos 700 millones de euros en el Gran Consumo, han experimentado un crecimiento en torno al 10%, favorecido por el impulso que ha supuesto el consumo dentro de nuestros hogares. Pasar más tiempo en casa “ha provocado que, ya sean como soluciones completas para nuestras comidas o como apoyo en otras preparaciones, los distintos segmentos de esta categoría hayan crecido favorecidos por un repunte de la demanda”, nos cuenta Ignacio Biedma, ‘retailer services consultant’ de Nielsen.

Atendiendo a los datos facilitados por la consultora, recogidos hasta la semana 52 de 2020 y sin una segmentación por canales, las categorías de sopas y cremas, tanto líquidas como deshidratadas, copan la mayor parte de ventas por valor (más de 525 millones de euros) y por volumen (cifras superiores a los 340 millones de unidades), lo que representa una evolución del 8,8% y 10,2% respectivamente. Le siguen muy de lejos los platos preparados deshidratados, con cerca de 90 millones de euros por valor y 82 millones por volumen, que representan un crecimiento del 12,6% y 14,8% respectivamente. En tercera posición se encuentran los caldos, con un valor actual de 68 millones de euros (+12,3%) y 87 millones de unidades venidas (12,9%). En última posición se encuentran los purés, con más de 14 millones de ventas por valor (+12,8%) y 3,38 millones de unidades vendidas (15,6%). Estas cifras representan un crecimiento notable en todas las categorías, con un pico de demanda en el período del confinamiento en el hogar; un repunte que se redujo y estabilizó a medida que avanzaba el año y se normalizaba en otoño.

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