La destilería Bruichladdich crea sus destilados a partir de cebada 100% escocesa y con una mezcla natural que no tiene edad ni filtrado en frío. Por eso, elabora una variedad diferente a sus vecinos que se presenta mucho menos ahumada

La isla de Islay, en las llamadas Hébridas Interiores, la costa occidental de Escocia y la más austral, es famosa, entre otras cosas, por el whisky escocés que sale de sus destilerías. Un trabajo casi artesanal que lleva años creando destilados clásicos. 

Sin embargo, de entre todas las destilerías que hay en esta isla, destaca Bruichladdich, en Rhinns, creada en 1887 por los hermanos Harvey y comprada en 2012 por Rémy Cointreau para convertirla en una joya casi única.

Su propio nombre, “costa rocosa de sotavento” en escocés, ya indica la vinculación máxima que Bruichladdich tiene con la tierra y con el respeto por el medio ambiente. De hecho, es una de las pocas en todo el mundo que tiene la certificación B-Corp. Es decir, la garantía de que cumple con los más altos estándares de impacto social y ambiental. Un ‘modus operandi’ que se saborea en un trago clásico, rico y poco ahumado para ser de Islay como The Classic Laddie.

Llevan a gala que este whisky no es el típico de Islay, sin embargo es un destilado muy auténtico ya que esta destilería es una de las pocas en la zona que elabora y embotella allí mismo toda su producción. 

Además, en Bruichladdich, saben que el whisky escocés no tiene por qué elaborarse a partir de cebada escocesa pero ellos tienen claro que no quieren ni un sólo grano de fuera de su zona y, desde 2016, la cebada que entra en la destilería puede ser trazada hasta la granja donde ha crecido para que el cliente tenga la absoluta seguridad de que lo que hacen allí es puro whisky escocés.

Otra de las novedades que muestran la importancia que la innovación tiene para esta destilería es que The Classic Laddie no tiene una edad concreta. No es un whisky de 5, 10, o 20 años… o quizás sí y todo a la vez porque en Bruichladdich creen que la edad no puede ser el único factor definitivo que marque estos espirituosos y hacen que su destilador de cabecera, Adam Hannett, seleccione de diferentes barricas, cebadas y añadas para crear un clásico único, que nunca será igual cada vez que se destapa una botella.

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