El nuevo Nomad Hotel Xábia Port es el sueño de una pareja de verdaderos nómadas. El resultado aúna sensibilidad estética, compromiso viajero y diseño sostenible. Jávea sale ganando

Cuando ya parecía agotado el concepto de hoteles emocionales y destinados a huéspedes catalogados como nómadas -etiqueta más comercial que otra cosa-, aparece uno que insufla aires renovados. Nomad es un nuevo hotelito de Jávea que representa una ligera brisa mediterránea en un panorama algo sombrío marcado irremediablemente por los efectos de la pandemia global. Merece, por tanto, un reconocimiento. Porque es una celebración de hospitalidad que se agradece. Una estancia de sol y playa pero también de esperanza en tiempos inciertos.  

Todo por la iniciativa entusiasta de la pareja formada por Mónica y Dieter, una dianense y un belga que habían ejercido como nómadas -esta vez sí- estos últimos veinte años y que decidieron que ya tocaba que otros lo fueran por ellos. Dedicados a la consultoría de gestión, desarrollo y expansión internacional de grupos hoteleros, su vida profesional en Oriente Medio les hizo ser auténticos expertos en la idea de hotel. La arquitectura, el diseño, los detalles y las pequeñas cosas más sencillas, el toque humano… Nomad es la cristalización de toda su experiencia.

Porque tener a su hijo, como suele pasar, lo cambió todo. El ritmo frenético debía bajar y apostaron por anclarse a un destino definitivo. A ser posible, un destino amable en el que dar forma a su sueño de alojamiento. El suyo propio. Antes del traslado final a Jávea, empezaron montando The Beach House, una casita playera en el muelle de la ciudad, con un restaurante bistró, un bar en la azotea y tres estudios de diseño con vistas al mar. Hasta que llegó Nomad Hotel Collection, un concepto que les salió de dentro, un viaje por el mundo sin salir de una de las ciudades más luminosas del Mediterráneo.

El hotel, bautizado como Nomad Hotel Xábia Port, se reivindica desde su intencionada identidad: los viajes, el diseño artesanal y orgánico, y la mezcla de culturas como enriquecimiento personal. Una correa de transmisión sincera de los propietarios hacia sus invitados. De ahí el logo de Nomad, la ravenala, ese ‘árbol del viajero’ originario de Madagascar cuya capacidad para almacenar agua permitía saciar la sed del que lo necesitaba y que bien puede simbolizar recogimiento y protección. No es la primera vez que se ve, es cierto, pero no por ello deja de ser deseable romper con los esquemas más rígidos de la hotelería para ser un lugar de descanso y también de intercambio, de diálogo real con el entorno. Que el hotel sea un destino dentro del destino, que de al huésped algo más, pero que también devuelva una parte a la ciudad a la que pertenece. Así, el huésped de Nomad puede entregarse a su lema: “Just Be. Stay Nomad”. 

En primera línea de la Playa de la Grava, camino del puerto de Jávea, Nomad Hotel ocupa dos edificios antiguos rehabilitados y convertidos en uno. El trabajo de rehabilitación se valió de elementos arquitectónicos propios y de materiales de la tierra como maderas recuperadas, enfoscados de adobe, y cerámicas y baldosas hidráulicas valencianas. La decoración tiene una presencia sensible en el hotel. Detrás de ella surgen nombres como Ilse Crawford o Axel Vervoordt, el de varios artistas valencianos, algunos diseñadores libaneses, y obras escandinavas. Una colección de objetos étnicos de toda una vida de viajes por Asia, Oriente Medio y África alternan con el compromiso con pequeñas firmas y su propia colaboración con comunidades y tribus. Parte de estas piezas artesanas forman Travel Gallery, uno de los conceptos de Nomad Living que a su vez pretende ser la base de futuros hoteles Nomad. Así, algunos de estos tesoros ornamentales y de mobiliario pueden ser adquiridos por los huéspedes para hacer de sus casas un reflejo de Nomad.

Leer el artículo completo en la revista