Las bebidas refrescantes han consolidado su consumo en un sector donde cada vez se venden más variedades bajas en azúcar o sus versiones ‘lights’

Tomarse un refresco ha dejado de ser una cosa banal. El consumidor se ha vuelto cada vez más exigente con lo que come y también con lo que bebe. El lema de llevar “una vida saludable” ha dejado de ser una moda de unos pocos para convertirse en la estructura sobre la que, cada vez más personas, basan su día a día. Y eso se nota no sólo en las actividades que elegimos para mantenernos en forma sino también en lo que ponemos en nuestra mesa, dentro y fuera de casa.

En esta ola verde que nos invade es donde se ha notado un aumento del consumo de bebidas energéticas, de las que vienen de tés y de las deportivas. Eso sí, cada vez más ‘lights’ y menos azucaradas para ayudar a mantener nuestro cuerpo sano en cualquier momento del día.

Por eso, si tenemos en cuenta la amplia variedad de bebidas refrescantes por sabores que hay en el mercado, los productores destacan que en el ‘top’ de tendencias de consumo, al igual que en años anteriores, se incrementan las ventas de las que se basan en infusiones y en complejos vitamínicos, además de la tónica, explica la Asociación de Bebidas Refrescantes de España (Anfabra).

En general, las empresas que producen este tipo de bebidas en nuestro país hablan de un sector muy consolidado desde que hace más de 180 años se lanzaran los primeros refrescos en España.

Sin embargo, Anfabra insiste en que pese al mantenimiento del consumo, se trata de un mercado muy dinámico y que las empresas han tenido que adaptarse a “los nuevos cambios sociales y a las demandas que los consumidores han presentado en cada momento”.

Y los nuevos usos de los consumidores españoles tienen que ver, sin duda, con pedir productos cada vez menos azucarados y, por derivada, con menos calorías. “Desde la industria estamos respondiendo con una mayor oferta en este sentido”, aclaran desde la asociación. “En la actualidad, las bebidas refrescantes sin azúcar suponen ya el 33% del total” de las opciones que hay en el mercado y la cifra sigue aumentando.

Esta apuesta ‘verde’ ha sido una prioridad en el ‘portfolio’ de las compañías desde que, en 2005, se pusiera en marcha la Estrategia NAOS del Ministerio de Sanidad en colaboración con los productores: “Desde 2005 a 2018 se ha reducido un 35% el azúcar puesto en el mercado procedente de las bebidas refrescantes”. 

Y el esfuerzo de los productores continúa: “En el ‘Plan de colaboración para la mejora de la composición de los alimentos y bebidas y otras medidas 2017-2020’, de la Agencia de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) también del Ministerio de Sanidad, el sector se ha comprometido a seguir reduciendo el azúcar de sus productos un 10% adicional en esos tres años”, relatan desde la asociación.

Pero el compromiso de rebajar el azúcar de unos refrescos que tradicionalmente se habían ligado a alto consumo de glucosa no se plasma sólo en la producción, sino que las compañías lo han asumido como una bandera propia para mejorar la salud, sobre todo, de los más pequeños y los adolescentes. Por esta razón, han asumido el compromiso de no hacer publicidad destinada a menores de 12 años y de no vender sus productos en escuelas de educación primaria. Además, en los institutos de secundaria solo están disponibles las versiones ‘sin’ o bajas en calorías.

 

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