Las empresas que fabrican armarios para refrigerar el vino cada vez apuestan más por diversificar los tamaños y los modelos, para así cubrir las máximas necesidades posibles de los profesionales de la hostelería y restauración

No hay que ser un gran experto para saber que la temperatura de consumo del vino blanco no tiene nada que ver con la del vino tinto. Y no sólo en verano. Ni tampoco que la nevera no es el mejor sitio para guardar buenos caldos… Pero, ¿cuál es la temperatura ideal para que un chato sea perfecto? ¿Cómo colocar mejor las botellas para que conserven toda su esencia?

Los profesionales de las empresas que fabrican armarios para refrigerar y conservar vinos apuestan en su mayoría por dividir los modelos entre las vitrinas para vinos blancos y otras diferentes para los vinos tintos. Aunque hay algunas empresas, como Vinobox, que ofrecen aparatos con “rangos de temperatura ajustables o que en el mismo armario tienen zonas con diferentes temperaturas” para cada tipo de botella.

“Lo importante a la hora de conservar el vino es que no se produzcan oscilaciones bruscas en la temperatura de conservación. Un rango óptimo para su conservación es de 10 a 12 ºC. Pero una cosa es conservarlos para largos periodos de tiempo y otra son las exigencias de la hostelería, que necesitan que el vino se encuentre en la temperatura óptima de consumo en todo momento para poder servirlo. Por eso en el mercado se puede encontrar una gran variedad de rangos que dejan claro que los vinos blancos siempre van a requerir de temperaturas mucho más bajas que los tintos e incluso que los Reservas”, explican desde la empresa Exportcave, una de las compañías con una amplia oferta de vitrinas y armarios en el mercado.

Aunque parezcan aparatos sencillos, los conservadores del vino tienen una función capital en el negocio de la hostelería puesto que garantizan la calidad de los caldos que sirven a sus clientes. Su forma, su diseño y hasta su funcionamiento ha ido cambiando con la aparición de nuevas tecnologías e incluso con las modificaciones de la legislación a la hora de usar gases ecológicos en cualquier medio de refrigeración profesional.

“En Cavevinum hemos apostado por innovaciones técnicas que permiten, entre otras cosas, un nuevo sistema de colocación de las botellas que deja a la vista las marcas de las botellas”, explican los responsables de esta empresa que también destacan la introducción del gas isobutano con el mínimo impacto contaminante en todos sus aparatos.

Pero qué tenemos que elegir, ¿un armario o una vitrina? Las compañías aclaran que el aparato para conservar las botellas es diferente en función del tipo de refrigeración por el que se opte, además de tener que pensar en otros aspectos que van tomando cada vez más importancia a la hora de elegir una máquina u otra, como es el diseño.

“Eso en el mundo del vino se traduce en la capacidad de tener una oferta muy versátil que no sean sólo armarios y vitrinas, como por ejemplo los dispensadores de vino por copa, Vinoglass, que permiten disfrutar los vinos de gama alta, sin tener que comprar una botella entera, acercando así el mundo de la cata al consumidor de a pie que acude al establecimiento”, explican desde Cavanova.

Aún así, la mayoría de los negocios optan básicamente por dos tipos de aparatos: los que son termoeléctricos o los que van por compresor.

 

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