Hablamos con Valeria Naranjo sobre la coctelería del restaurante peruano Llama Inn Madrid. La ‘bartender’ de origen colombiano vive un momento de gran visibilidad y parece encajar como un guante en esta propuesta de tragos gastronómicos y latinos cada vez más evolucionados
Forma parte de la última hornada de locales de moda que se han abierto en Madrid. Pero no es uno más de ellos. Llama Inn fue una de las sensaciones del pasado fin de año y parece que va a seguir siéndolo durante este 2023. A estas alturas, casi huelga su presentación: restaurante peruano inaugurado en el Nueva York más ‘hipster’ de 2015. Tras su apertura en el barrio de Williamsburg, llegó a Manhattan un segundo nombre, Llama San, para terminar de ensanchar la propuesta de fusión gastronómica, un concepto que acabó definiéndose como “peruyorquino”.
Que Madrid sea la ciudad elegida para el desembarco europeo de Llama Inn dice mucho de su estado de ebullición. Un espacioso esquinazo de dos alturas en el barrio de Salesas acaba por definir el factor estratégico. Desde el primer día, lo que pasa dentro es un cúmulo de tendencias bien procesadas: cocina sin aparentes complicaciones pero muy atractiva (sabor y estética), vinos seleccionados con olfato, servicio muy ágil y flexible, interiorismo natural y luminoso, ambiente a todas horas… Y, claro, coctelería.
Nos centramos precisamente en este apartado de la mano de su ‘head bartender’, Valeria Naranjo, sin duda una de las mayores promesas del sector teniendo en cuenta su insultante juventud y su meteórica carrera hasta la fecha. Llama Inn nació en Nueva York desde el diálogo entre la cocina y la barra. Sus cócteles de inspiración latina en seguida empezaron a ser parte indisoluble de la atmósfera que allí se respira. Y nada menos que Lynette Marrero, toda una maestra de las mezclas, fue la que primero empezó a firmar las creaciones líquidas junto a la actual directora de barras del grupo, Natasha Bermudez (por cierto, ganadora de una de las ediciones del concurso ‘Speed Rack’). Cócteles gastronómicos, licores americanos, mucho pisco… Eso es lo que había que trasladar a Madrid y a lo que Valería tenía que enfrentarse en esta aventura al frente de una barra tan apetecible.