Con todas las dificultades imaginables, con un retroceso generalizado de su consumo y con una pandemia de por medio, la ginebra trata de reinventarse ajustándose a nuevos hábitos y tendencias. El ‘gin tonic’ sigue siendo la copa por excelencia

Hablar de ginebra es hacerlo casi de un destilado rey -todavía- en su particular mano a mano con el ‘whisky’ por el cetro mundial de los espirituosos. Y eso que cada vez queda más lejos la detonación del ‘boom’ de marcas y consumo que hizo de España un caso único en el mundo por su singular e imbatible acercamiento al ‘gin tonic’. Momento que más o menos coincidió con la aprobación del Reglamento Europeo 110/2008 que establecía tres categorías para su comercialización como ginebra: ‘gin’, ‘distilled gin’ y ‘London (dry) gin’, la que a la postre acabó imponiéndose más en nuestro país, más la categoría de bebidas espirituosas aromatizadas con enebro que pueden incluirse como denominaciones de venta ‘wacholder’ o ‘genebra’. 

Pero no hay ‘boom’ que sea eterno. Lo anunciaron algunos estudios y compañías líderes en 2018: la tendencia del mercado de la ginebra era ya entonces a la baja. La facturación parecía estancarse rondando en ese momento el 22% de cuota total en España. Incluso las ginebras rosas, que algunas de ellas habían experimentado auténticos bombazos millonarios, tocaron techo y empezaron a vivir un cierto efecto rebote. Tenía que ver con un contexto general del consumo de bebidas espirituosas, con caídas progresivas ya apuntadas por la Federación Española de Bebidas Espirituosas (FEBE), hoy Espirituosos España. En 2019, el panorama, lejos de mejorar, acentuó este desgaste tras un periodo de esplendor comprendido entre 2015 y 2017. Caía el consumo de ginebra en la Hostelería, mientras se apuntaba un ligero aumento del valor en el canal de Alimentación. La ‘premiumización’ todavía resistía. El colchón que amortiguó este frenazo resultó ser la exportación, con números tan positivos para los fabricantes españoles como la subida de hasta un 30% registrada a principios de 2019. La ginebra venía de batir el récord de más de 6.500 toneladas vendidas fuera de España en 2018 y Bosco Torremocha, director general de FEBE, hablaba de llegar a exportar hasta un 60% de lo producido en el sector de las bebidas espirituosas. El clima, con todo, era de prudencia. Las subidas anteriores fueron tal vez desmesuradas y aquello, más allá de circunstancias coyunturales de cada ejercicio, parecía significar una reordenación más que un pinchazo de la burbuja ginebra asociada al ‘gin tonic’. 

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