Visitamos el nuevo bar de Barcelona con el que Tato Giovannoni, al que pillamos en la ciudad, quiere iniciar la expansión de su célebre coctelería Florería Atlántico Buenos Aires
La primavera pasada un acontecimiento alegró la escena del cóctel en Barcelona. Se trata de la apertura de Florería Atlántico Barcelona, una embajada adaptada a la Ciudad Condal del bar de Buenos Aires liderado por Tato Giovannoni.

En un espectacular local frente a la Estació de França, en la frontera del Born, este nuevo Florería Atlántico, junto con el restaurante Brasero Atlántico, cuenta con un puente de mando de excepción: a la capitanía de Tato, elegido mejor ‘bartender’ del mundo en 2020, hay que sumar a Alex Resnik, experto en ‘hospitality’ y uno de sus socios habituales, y a Diego Cabrera, ‘alma mater’ de Salmon Guru.

¿Por qué Barcelona y por qué trasladar el concepto de un local como Florería Atlántico, con diez años de historia y número 18 en los últimos ‘World’s 50 Best Bars’? “Hace unos años decidimos empezar con una expansión de Florería hacia el mundo”, nos cuenta Tato aprovechando una de sus rutinarias visitas para supervisar el rodaje del bar. “Esta es la primera de varias salidas en donde repasamos la historia de la migración. Florería Atlántico Barcelona es el primer primo hermano del buque insignia de Buenos Aires que se inspiró en la migración que llegó a la Argentina a través del océano Atlántico”. En el caso del nuevo bar de Barcelona, “cuenta la historia de la coctelería a través de la migración del Mediterráneo hacia la Argentina. En esta primera carta aparecen Israel, Egipto o El Líbano. Me dio para aprender cosas nuevas y jugar con sabores de esta zona que, aunque estén lejos, están en la costa del Mediterráneo y aquí se pueden encontrar”.
La entrada, llena de ramos de flores, es directa desde la calle al restaurante Brasero Atlántico. Su ‘look’ industrial recuerda al de un almacén portuario. Tiene sus propios cócteles, más de aperitivo (Sangrada, con clarete y vermut, Algo Rojo, con Fernet de cerezas y soda de pomelo, Latinoamericano, un americano con toque de mezcal…), una carta de vinos que recorre el Mediterráneo, Jerez incluido, y una oferta de especialidades como la pascualina rellena de kale y huevo de pato y, sobre todo, cortes de carne argentinos a la parrilla. La coctelería, Florería Atlántico, ocupa el sótano. Al fondo de las escaleras, el esqueleto de un monstruo marino mitológico recibe colgado del techo antes de poder recorrer el resto de esta bóveda de ladrillo presidida por una gran barra.
La carta de cócteles se divide principalmente en diez creaciones nuevas cada una referente a un país y cinco clásicos que celebran el décimo aniversario de Florería Atlántico Buenos Aires. Entre los primeros destacan el cóctel ‘España’, con tempranillo, PX macerado con setas locales, ratafía Russet y agua de pimentón, el ‘Egipto’, una especie de gimlet tiki con ginebra, camomila, nísperos y hierbas egipcias, o el ‘Italia’, con vermut seco Giovannoni, amaro, licor de bergamota, licor de bellotas, naranja sanguina y colatura de anchoas. Y entre los clásicos, no falta el ‘Negroni Balestrini’, el más vendido de la casa siendo un homenaje al abuelo de Tato: ginebra Príncipe de los Apóstoles (la suya propia), Campari, Averna y agua de mar (en lugar de la que utiliza allí procedente de su pueblo, Pinamar), todo ‘prebatcheado’ y ahumado con eucalipto en recuerdo a los aromas de su casa familiar. No en vano, cualquiera del equipo puede preparar el clásico que se quiera, desde un adonis a un presidente con marrasquino en lugar de granadina, un bamboo o una versión del bijou. En este caso tragos al momento que además encajan para acompañar arriba o abajo platos tan acertados como la empanada de centolla, el crudo de pesca del día, las mollejas o el ojo de bife. Hay que recordar que estamos en un restaurante y en una coctelería, dos locales en uno.

Barcelona, al ser puerto de mar e icono del cosmopolitismo abierto a otras culturas, parece una ciudad perfecta para hacer cuajar esta apuesta que tampoco busca el copia y pega sino su propia identidad. Es algo pronto, Tato va y viene, pero el entorno, con Paradiso a apenas dos manzanas, ha acogido con entusiasmo el nuevo desembarco.
Hablando de Diego Cabrera, argentino como él, Tato confirma el acierto de esta alianza: “Somos muy amigos. Entendemos de la misma forma que es mejor hacer las cosas con gente amiga y local que ya conoce el lugar. También el día de mañana la idea es hacer, por qué no, un Salmon Guru en Estados Unidos”. Esta participación, para el propio Diego como él mismo nos señala, define una estrategia: “Es una nueva manera de crecer, asociarnos con compañeros de viaje en los que creemos”.
Florería Atlántico / Brasero Atlántico (Av. del Marquès de l’Argentera, 19. Tel. 93 427 29 06)