El consumo de las bebidas refrescantes ha crecido en términos generales en el año 2017, pero los expertos advierten de que son las variedades energéticas y las versiones ‘light’ las que empiezan a tirar más del carro

La cola, naranjada o limonada han formado parte del consumo de bebidas entre los españoles desde hace décadas y así lo muestran los datos de consumo que hablan de una aportación de unos 3.806 millones de valor añadido bruto, en el año 2016, por parte de las empresas que comercializan estos refrescos.

Concretamente, hace ya más de 180 años que este tipo de bebidas está presente en nuestros encuentros familiares o con amigos, que se consumen en casa o en los establecimientos de hostelería, donde se cuentan hasta 300.000 locales diferentes en los que se puede comprar y beber algún tipo de refresco.

Sin embargo, no todas las variedades están experimentando el mismo comportamiento y hay cambios en los usos de consumo que apuntan a que algunos tipos de refrescos, como los energéticos, pueden convertirse en un fijo en nuestras peticiones en bares y restaurantes en los próximos años.

Según Jaime Lecuona de la consultora Nielsen, las bebidas refrescantes muestran evoluciones de consumo más contenidas que otras de bebidas no alcohólicas, como el agua que ha experimentado un crecimiento del 8% en 2017 frente al 2% que se ha dado entre los refrescos.

Es más, Nielsen advierte de que en términos generales ha bajado el número de bebidas consumidas de este tipo aunque, año a año, sube el valor de su venta.

La más demandada sigue siendo la cola, con más de un millón de unidades consumidas al año. Una cifra que casi triplica al segundo refresco más solicitado: los cítricos. Curiosamente, la naranja y el limón, junto con las bebidas para deportistas, son los que redujeron sus ventas el año pasado respecto a 2016.

Pero el mercado sigue en expansión. En total, hay más de 2.000 referencias de refrescos en España, un 30% de ellas ‘light’, sin azúcar o sin calorías, y cada año se lanzan unas 150 novedades, según la Asociación Nacional de Bebidas Refrescantes, Anfabra.

Con esta amplia oferta, no es extraño que se llegue a reunir a 38 millones de consumidores en todo el país, contabilizando por hogares hasta 13 millones los que adquieren y beben, de forma habitual, refrescos en casa, para una producción total de 4.400 millones de litros en un año.

En Europa, el consumo de bebidas refrescantes es de 56.000 millones de litros anuales y la facturación de sus ventas alcanza los 93.000 millones de euros, según Anfabra en referencia a datos de 2016.

En términos de valor económico, un 57% de este importe proviene de las consumiciones en bares y restaurantes y el 43% restante es por ventas en tiendas y supermercados.

En total, el sector da empleo a más de un millón de personas en el continente en todas sus fases de elaboración envasado, distribución y servicios.

En España, por su parte, esta industria es un pilar básico de la economía y uno de los puntales sobre los que se apoyaron las empresas para salir de la crisis, según destacan desde la asociación de fabricantes.

La búsqueda de nuevas ofertas demuestra que es uno de los sectores en los que mejor se ha sabido aplicar el I+D y donde han sido más conscientes de que tienen que adaptarse cada día a las nuevas necesidades y a los nuevos consumidores que abre el mercado. 

De hecho, entre el 2 y el 4% de la facturación final de estas empresas se destinó en el año 2016 a investigación y desarrollo, llegando a términos de hasta el 20% del valor añadido por el sector.

 

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