Al frente del restaurante mexicano Tepic de Madrid, Javier Quiñones nos ayuda a conocer la categoría y a testar las tendencias actuales de consumo en tequila. El barman sale de la barra y entra en contacto con sus clientes que, mexicanos o no, se sienten atraídos por el pujante presente de una bebida cuya tradición quiere conquistar el futuro

El tequila se ha vuelto cada vez más sexy. Como negocio y como cultura. Si en Estados Unidos ya experimenta picos que superan en valor al ‘whisky’ es por algo. De hecho, otras categorías se fijan en su universo estético y filosófico, mientras la del tequila a su vez hace lo propio con el mezcal. Lo importante es que el producto cuente cosas y saber lo que hay detrás. 

Aquí en Europa y en España, el punto de inflexión fue 2019 con el reconocimiento de Indicación Geográfica por la UE. Las ‘celebrities’ ya se habían metido antes en el tequila. Y España, tercer consumidor tras Estados Unidos y Alemania, había tenido su máximo histórico de 2013. En 2020, se produjeron en total 374 millones de litros, 286 de ellos destinados a la exportación. Llegó la pandemia y ahora toca recuperar el tiempo no bebido. Con la fiebre por la ‘Margarita’ y la ‘Paloma’ todavía en lo más alto.

Redescubriendo la pureza de la planta de agave expresada en el destilado. Observando que hay un impulso por romantizar la producción y, por ende, el relato. Conviviendo en las barras con las elaboraciones caseras y los ‘prebatches’, con el barman trabajando cada vez más en cocina y en sala. Como el propio Javier Quiñones, del restaurante Tepic de Madrid, con el que hablamos de todo esto antes de celebrarse otro Día Mundial del Tequila (24 de julio). 

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