Foto: Letrero luminoso de Schweppes

Instalado en el edificio Carrión, se ha convertido en un símbolo cultural y en parte del paisaje urbano de Madrid. La firma de refrescos prepara una exposición fotográfica con las mejores instantáneas del letrero histórico y de la evolución social en la Gran Vía y en sus calles aledañas.

Una edición limitada de estilo retro personalizada con una ilustración del mítico luminoso será el objeto de deseo de estas fiestas navideñas

Testigo de la historia de la ciudad, y legado de una época en la que los luminosos eran el mejor elemento publicitario para las marcas, en aquellos años en que España abrazó la sociedad de consumo, el neón de Schweppes se instaló en la mítica Gran Vía y, desde hace 50 años lleva presidiendo esta calle. Fue el 5 de agosto de 1972 cuando Schweppes consiguió la licencia para colocar este enorme letrero en el edificio Carrión, y se instaló al mes siguiente.

Aquella incesante sucesión de colores, de una firma que traía bajo el brazo una chispeante sensación de libertad y modernidad, supo enseguida fundirse con el paisaje, y con el alma, de la calle donde siempre ha latido el corazón del Madrid más rompedor.

El cartel está situado a 37 metros de altura, mide 10,65 x 9,36 metros y el conjunto del letrero alcanza los 600 kilos; lo integran 104 neones de colores: azul y amarillo para las letras, mientras que rosa, diferentes tonos de azul, rojo, amarillo y verde para el resto del letrero. Se enciende de manera progresiva y siempre ha estado ahí, como un vigía de la agitada vida madrileña. Solamente dejó de brillar durante unas semanas en 2004, cuando tuvo que ser retirado para hacer unos trabajos de remodelación y volvió con un nuevo aspecto: las letras pasaron a ser en minúscula y en otra tipografía diferente. Pero su encanto y su carácter icónico seguían como siempre.

Desde hace medio siglo es parte fundamental del paisaje urbano más castizo, conformando uno de los rincones más buscados por los turistas que fotografían este icono de la ciudad. Tanto es así que fue declarado en 2010 como rótulo histórico por el Ayuntamiento de Madrid. Un año antes, una ordenanza para regular la publicidad lumínica lo puso en el punto de mira, aunque la movilización ciudadana consiguió su indulto y el de otros neones muy queridos en la ciudad. Hay mil curiosidades en torno al colorido neón de la tónica más universal. Poca gente recuerda o sabe que tuvo un hermano mayor. Schweppes ubicó en 1966, en la madrileña calle San Bernardo esquina con Gran Vía, un primer luminoso publicitario, que recreaba una botella en efervescencia en consonancia con los valores de la marca. Tenía doce metros de altura y dos de anchura. En el número 13 de esta calle, el cartel estaba colocado en el arco de la fachada del edificio, entre los pisos primero y cuarto, y finalmente fue retirado en 2015.

En sus 50 años de historia, la popularidad del neón de Gran Vía no ha hecho más que subir. Su aparición en anuncios, fotografías, pinturas y películas -inolvidable la escena de la cinta “El día de la bestia” de Álex de la Iglesia- lo ha convertido en toda una leyenda. La edición de esta hielera especial es una de las acciones con las que Schweppes quiere festejar este cumpleaños tan significativo. Pero hay más. A finales de año inaugurará una exposición inmersiva con las imágenes más icónicas del luminoso, pero también otras instantáneas de archivos públicos y privados que recogen la vida de la calle más dinámica y reconocible de una ciudad que siempre ha abrazado lo mejor de la modernidad y de sus tradiciones centenarias.

Una edición limitada de estilo retro personalizada con una ilustración del mítico luminoso será el objeto de deseo de estas fiestas navideñas.