No cabe duda de que los detalles en decoración marcan la diferencia. Un espacio puede cambiar por completo si se eligen los complementos adecuados. Y eso, claro está, también se aplica a la hora de vestir una mesa. Las vajillas son uno de los elementos más importantes en los que fijarse y no es algo que se pueda dejar al azar, ya que el cliente tenderá a recibir mejor la comida si ésta se sirve en un plato adecuado. También es una de las señas de identidad en un negocio, al que aportará un valor añadido si sabe elegir la vajilla más adecuada según su actividad y volumen de compra. Tal y como explica Sara Valverde, responsable de ‘marketing’ de Porvasal, “las líneas de las colecciones son distintas. Lo tenemos segmentado por tipo de negocio, es decir, un restaurante con estrella Michelin pide platos más elegantes mientras que un bar de tapas pide otra cosa. Los restaurantes, en general, piden platos de mucha rotación y de precio bajo o medio, mientas que un ‘catering’ para bodas prefiere platos más sofisticados”. Albert Gibert, ‘sales manager’ de Villeroy & Bosch para hoteles y restaurantes en España va un poco más allá: “cuanto más te alejas del ‘banqueting’, más necesario es crear una atmósfera adecuada e individualizada a cada establecimiento”.
UN MERCADO EXIGENTE
La mayoría de expertos consultados por Bar Business coinciden en que a la hora de elegir una vajilla los hosteleros basan su decisión de compra en el precio o en la mejor relación calidad-precio. Carlos Uriarte, director financiero de Capeans, señala que “el precio y la calidad siguen influyendo pero, a diferencia de hace unos años, que se pedía para mantener en ‘stock’ o en reserva, ahora se hacen pedidos bajo demanda, nos piden lo que saben que van a necesitar con total seguridad”. Y añade que “los hoteles aprietan más con los plazos porque les urge esa disponibilidad.

 

 

 

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