El cocinero madrileño, Samy Ali, triunfa cocinando en un mercado frente a los comensales, con la máxima cercanía posible, donde se siente más libre que nunca
Cuando Samy Ali cerró el restaurante La Candela Restò en marzo de 2019, con su recién estrenada estrella Michelin, muchos se echaron las manos a la cabeza, preguntándose porqué alguien renunciaría al codiciado reconocimiento de la guía roja; un restaurante que obtuvo este espacio en el firmamento culinario a los tres años de abrir. “No entiendo que una estrella tenga tanta repercusión”, reflexiona mientras charlamos sentados en el bordillo de un local, a la entrada del Mercado de Antón Martín. En aquel restaurante, nos cuenta, “había muchos clientes fijos, muy puestos en la gastronomía que siempre estaban buscando algo nuevo. Para esa gente era fácil llegar. Luego han sido los que me ha preguntado qué iba a hacer, si era por dinero, porque igual podrían hacer una inyección de capital. Pero era una ruptura total, no era cuestión de dinero. He estado un año y medio tirado a la bartola, viajando, con mi familia, muy a gusto”. Habla con la sonrisa intuida bajo la mascarilla, con el brillo en los ojos de un enamorado de su profesión que vive su mejor momento.
La historia de este madrileño, de padre sudanés y madre española, es la de un viajero empedernido, que ha trabajado en cocinas de Londres, San Sebastián, China o Sudán, pasando por los fogones de Coque, Kabuki o Can Fabes hasta que en 2013 abrió su primer restaurante en Valdemorillo y lo trasladó, en 2014, al Madrid de los Austrias. Desde entonces, su reconocimiento creció como la espuma hasta lograr su primera estrella Michelin. “Cuando yo empecé a cocinar no tenía ni idea de cómo funcionaba el mundo gastronómico, puedes llamarlo “burbuja gastronómica” o “sistema en el que se califican los restaurantes”, porqué unos clientes van a unos restaurantes y a otros no, … Yo era un gran desconocedor de todo eso. Yo me lo pasaba bien cocinando, me gusta mucho comer y me gustaba trabajar en la cocina. Hay mucho espacio para la creatividad y eso mola. Descubrir cosas nuevas, poder cambiarlas o desarrollarlas es maravilloso”.