Hace ya dos años que en España se lleva aplicando la normativa integral para el vino ecológico, ya que fue el 8 de marzo de 2012 cuando entró en vigor esta regulación que controla su producción en la Unión Europea. Anteriormente no existía la actual etiqueta que identifica “vino ecológico”, sino que eran las uvas las que se podían certificar como tales. Se trataba de un vino elaborado con “uvas ecológicas”. Además, gran parte del vino que era comercializado como ecológico no cumplía muchas de las exigencias actuales, por lo que se podía hablar de prácticas fraudulentas.
En resumen, este marco legal cuya base científica se apoya en el proyecto Orwine -estudio que trató precisamente de aportar estas consideraciones técnicas para una futura legislación- dispuso un conjunto de prácticas y sustancias enológicas para los vinos ecológicos definidos en el Reglamento (CE) nº 606/2009 sobre la organización común del mercado (OCM) del vino. Así, además de aplicar las normas generales para la vinificación, asentó las bases para la producción, que se haría a partir de las uvas ecológicas definidas en el Reglamento (CE) nº 834/2007. También a partir de esta regulación, las botellas que se comercializan en el mercado incluyen etiquetas que muestran, tanto el logotipo ecológico de la UE, como el número de código de su organismo de certificación.
Entre las técnicas que el Reglamento 203/2012 prohibió para producir vino ecológico se encuentran: concentración parcial por frío, eliminación del anhídrido sulfuroso mediante procedimientos físicos, tratamiento por electrodiálisis para el establecimiento tartárico del vino, desalcoholización parcial del vino y tratamiento con intercambiadores de cationes para la estabilización tartárica del vino.

 

 

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