El restaurante madrileño Ochenta Nextdoor continúa innovando con una carta viva, cambiante en forma y fondo pero con elaboraciones más complejas, que las de sus hermanos Ochenta Grados y Ochenta Grados Malasaña, pensadas para compartir

Hace casi nueve años, en 2010, José Manuel Vidal y su socio Óscar García Torrente abrieron en Las Tablas su primer restaurante, Ochenta Grados, con una visión innovadora que se consolidó replicando la idea en 2013 con Ochenta Grados Malasaña, un formato gastronómico joven y actual que pronto gana adeptos gracias a una selección muy variada de miniplatos que permite probar varios platos huyendo de la estructura tradicional de un primero, un segundo y un postre.

Tras estos años de experiencia, los dos abrieron a finales de 2017 Ochenta Nextdoor en el local contiguo al primero de Las Tablas, de ahí su nombre, presentando una cocina con un carácter más gastronómico, una carta más estructurada, propuestas más elaboradas y platos pensados para disfrutar y compartir. En Ochenta Grados Nextdoor hay más creatividad y refinamiento en los paltos y un servicio más formal pero sin estridencias, ofreciendo así al comensal la mejor de las experiencias culinarias por unos precios ajustados.

Aparte de los platos de la carta, con una relación calidad-precio inmejorable, como el ‘Jarrete en rulo con foie, ensalada de patata y emulsión de rúcula’ o el ‘Solomillo Wellington con duxelle de setas, jamón ibérico, cocinado en hojaldre de mantequilla’, Nextdoor cuenta con un completo menú del día que varía cada semana. En él, hay primeros como ‘tatakis’ de atún o salmón, ‘Steak tartare con helado de mostaza y parmesano’, ‘Tomate relleno de gambas con caldereta de sus cabezas’, ‘Ensalada de burrata, calabaza asada y berros’ o ‘Gazpacho de mango’.

En lo referente a las bebidas, destaca Distinto, el tinto de verano que ya es marca registrada de la casa, una cuidada selección de cócteles y unos vinos muy bien escogidos.

En Nextdoor se aúna la calidad de la comida con un ambiente muy especial creado por una cuidada decoración, donde la iluminación y la música juegan un importante papel, y un servicio tan atento que hace que el cliente se sienta como en casa en todo momento.

 

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