© Propiedad de Virgin Limited Edition

Brenda Lisiotti es la nueva chef ejecutiva del hotel mallorquín Son Bunyola Hotel & Villas, donde apuesta por el autoabastecimiento y el consumo de productos de la isla

En plena sierra de Tramontana, en un paraje incomparable y protegido de Mallorca, se encuentra la finca Son Bunyola, con más de 520 hectáreas, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Desde cualquier lugar de esta finca se disfruta de unas vistas panorámicas de la costa mediterránea que alcanzan los cinco kilómetros. Este enclave único y majestuoso representa un auténtico flechazo para cualquier visitante, como le sucedió al empresario británico sir Richard Branson, propietario de la colección de hoteles, islas y retiros singulares Virgin Limited Edition. Cuando visitó este lugar por primera vez, se enamoró de la isla y de la finca. No dudó en comprar la propiedad con el fin de reconvertirlo en un hotel de lujo. Pero las trabas burocráticas para obtener las licencias retrasaron veinticinco años el proyecto, hasta que en 2021 comenzaron las obras de restauración y en junio de 2023 se inauguró como Son Bunyola Hotel & Villas. En el corazón de la finca, una edificación histórica del siglo XVI (algunas de las partes más antiguas del edificio datan del siglo XIII) se ha reconvertido en este hotel del lujo de 26 habitaciones. La torre de defensa original del siglo XIII es también ahora una habitación ‘suite’. A lo largo del siglo XX, la finca tuvo un uso mayoritariamente agrícola, algo que se puede apreciar en sus terrazas, acequias y plantaciones de almendros y olivos. En los años setenta, la finca se utilizaba como tierra de cultivo y se cosechaba alfalfa, almendras y hortalizas. Hacia los años noventa, se construyeron en la finca dos villas de gran tamaño y se transformó la finca histórica en una tercera villa; todas ellas de estilo tradicional e inspiración rústica. En esta última reconstrucción se han conservado elementos originales, desde las escaleras hasta una antigua capilla que mandó construir uno de los propietarios para que sus trabajadores no tuvieran que desplazarse los domingos para ir a misa y pudieran continuar con sus quehaceres. De esta reliquia centenaria se mantiene la venta y el altar. La empresa Rialto Living  ha sido la encargada del interiorismo, centrando el diseño en crear una casa para los huéspedes, para darles la bienvenida como si se tratara de su segunda residencia. 

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