Un mes, el de diciembre, en el que las calles se iluminan más que de costumbre, el tema de la iluminación de los locales de hostelería elegido por Lucio Tanfi, barista formador de la Università del Caffè di Spagna e Portogallo de illycaffè, para este número, es del todo apropiado. Como se ha venido tratando a lo largo del año, diversos son los factores que hay que tener en cuenta para que una actividad, cara al público, como es la hostelería, marche viento en popa.
A este respecto, hay que tener presente que la iluminación es un aspecto estratégico en la decoración de un local, en las zonas de trabajo del personal y en la disposición de la misma sobre los productos objeto de venta. Veamos todo ello de la mano de Tanfi.
La perfecta iluminación es aquella que es capaz de ofrecer el mejor ambiente y de transformarlo según los diferentes momentos de la jornada y del servicio. Por ejemplo, un atmósfera clara y solar por la mañana, mientras se degusta un café y se hojea el periódico, proporciona la energía para afrontar las tareas del día. En cambio, por la tarde-noche se requiere un ambiente con menos luz, creando un contexto ideal que invite a la relajación disfrutando del merecido reposo degustando por ejemplo un cóctel en compañía.
Una buena iluminación es aquella en la que todas las cosas en el local tiene la justa luz. La cantidad y calidad de luz debe ser adecuada al espacio, por ello cada esquina del establecimiento debe estar iluminada de forma correcta según las exigencias del servicio y de los diversos momentos de la jornada. Durante la hora de la comida, las mesas deben estar iluminadas, mientras que en el momento del ‘after work’ la atmósfera debe ser más lánguida. Los puntos de luz deben recaer sobre la exposición de los productos, ya que sólo si son bien visibles pueden llamar la atención de los clientes.

 

 

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