La mayoría de los consumidores encuentran al vodka como un perfecto ingrediente para los cócteles, aunque su degustación sola o con hielo gana adeptos. No obstante, sus datos de consumo en el mercado español se resienten en términos de retroceso. La categoría de vodkas aromatizados da un paso al frente

pesar de no encontrar el vodka una lanzadera en su despegue en el mercado español, en cuanto a términos de consumo se refiere, este destilado, que viene del frío, no deja de ser fuente de inspiración e innovación en las copas. Aromas y colores. ¿He aquí, la cuestión? ¿En los vodkas aromatizados?

Una fantasía en su aroma y en su presentación le sienta muy bien y representa un atractivo para un mayor espectro de público. Por ejemplo, si la ginebra se vistió de rosa, ¿por qué no iba a endosar ese color de traje un destilado como el vodka que, por su neutralidad, se lleva bien con todos los ingredientes?

Quizá todo ello anime al consumo y venta de esta bebida espirituosa en nuestro país, que, como señala la Federación Española de Bebidas Espirituosas (FEBE), “va ganando aceptación el tomarla sola o con hielo, aunque la mayoría de los consumidores todavía prefieren entender el vodka como base perfecta para cócteles con zumos, refrescos o derivados lácteos”.

Tal y como detalla Ricardo Alcón, ‘new business development manager’ de Nielsen, “el vodka vendió 7,7 millones de litros en España (TAM Julio 2018), un 3,8% menos que el pasado año. Esta caída es ligeramente mayor que la del año anterior (-3,5%) debido sobre todo a una peor tendencia en el canal Libreservicio, donde cayó un 3,4%, aunque inferior a la de hostelería, con un 4,3% menos de litros vendidos.

El canal de Alimentación supone un 58,9% del volumen, mientras que la Hostelería representa un 41,1% de los litros vendidos”.

De origen incierto, ruso o polaco, el vod-ka, como detalla la Federación Española de Bebidas Espirituosas (FEBE), “se puede obtener de patatas, cereales o de otras materias primas agrícolas, en especial de vegetales ricos en almidón, como la remolacha.

Los únicos compuestos aromatizantes naturales que se podrán añadir serán los presentes en el destilado obtenido de las materias primas fermentadas. Adicionalmente, y tras la adición de agua destilada o mineral, podrán conferirse al producto unas características organolépticas especiales, siempre que estas no sean el sabor predominante”.

Pero, ¿cómo se elabora?

La Federación Española de Bebidas Espirituosas manifiesta que “el proceso de producción del vodka es minucioso. Se persigue la eliminación de impurezas mediante la destilación, rectificación y filtración, con el objeto de obtener una bebida en la que queden seleccionadas las características organolépticas de las materias agrícolas empleadas. Precisamente, el grado de exigencia en dicha selección otorgará su identidad a un vodka concreto, existiendo productores que eligen repetir el proceso de rectificado varias veces.

Recientemente se han popularizado una serie de vodkas aromatizados con cítricos, bayas o hierbas. Cuando el aroma predominante sea distinto del de las materias primas procedentes de la destilación estaremos hablando no ya de la categoría vodka, sino de la de vodka aromatizado”.

 

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