Ubicado en el madrileño barrio de Las Salesas, concretamente en la calle Santa Teresa, 8, y con todos los ingredientes necesarios para convertirse en uno de los locales de moda, se erige Chatarra Cocktail Bar, un espacio donde conectar íntimamente con la ciudad a través de originales cócteles de autor, decoración ‘vintage’ y una agradable propuesta musical. Sin duda, un capricho para los sentidos. La sofisticada carta de cócteles de este inspirador rincón está dirigida por el barman uruguayo Tato Riella, e inspirada en los recuerdos de infancia, buscando así despertar la curiosidad del público mediante el uso de colores, sabores y originales formatos de presentación.
Dentro de la carta destacan cócteles dulces, afrutados, bajos en alcohol e influenciados por las raíces latinas de su creador, que cuentan entre sus ingredientes con frutas tropicales como maracuyá, guayaba o mango.
La carta se divide en: cócteles de autor como el ‘Bloody Polska’ compuesto por vodka Bloody, zumo de limón, azúcar, Jerez, tomates ‘cherry´s’, ‘bitter’ de apio, tabasco, sal y pimienta; ‘Ron-Ronea’ con ron Kraken, licor Cherry Heering, zumo de lima, eucalipto, piña y pimienta rosa; ‘Violeta Rusa’, con ginebra Boodles, vodka, violeta, zumo de limón y arándanos; ‘Caipi-piña’, con ‘cachaça’ Capucana, flor de saúco, zumo de lima, zumo de piña y ‘physalis’; ‘Paris Vintage’ con G’Vine, licor June, albahaca y Fentimans lime rose; ‘Frida Kahlo’ con tequila blanco, Cointreau, ‘Cassis’, zumo de lima y sirope de chile; ‘Pisco Picón’ con pisco, azúcar, zumo de lima y arándanos; y ‘Coffee Club Diplomático’ con ron Diplomático, café ‘espresso’ y sirope de fresas. En segundo lugar, cócteles sin alcohol como: ‘Tres M’, compuesto por maracuyá, mora, mango y guayaba; ‘Marley Paradise’, flor de Jamaica, agua y sirope de azúcar; y ‘Cristina’ con guayaba, mango, flor de Jamaica, azúcar y menta. Además, entre las propuestas cocteleras cuentan también con los clásicos: ‘Mojitos’, ‘Bloody Mary’, ‘Gin Fizz’, ‘Pisco Sour’, ‘Caipirinha’, ‘Cosmopolitan’, ‘Daiquiri’ o ‘Negroni’. Una carta de autor influenciada por la coctelería clásica porque como dice Tato Riella: “los clásicos llevan décadas dando resultados, los puedes personalizar, dar toques, pero nunca perderles el respeto”.

 

 

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