Podríamos decir que muchas cosas suceden en la vida por casualidad. Aunque, también es cierto que la casualidad no existe. Un laberinto dialéctico que no deja de tener sus propias razones y sobre todo efectos. Algo así la sucedió a Natalia García, una ‘bartender’ santanderina, que iba para topógrafa, y que deleita a los clientes que acuden cada día a la coctelería barcelonesa Boca Chica, donde exhibe su arte plasmado en una copa.
En sus estudios se cruzó por el camino el mundo hostelero y con él una disciplina que desde el primer día no ha dejado de apasionar a Natalia: la coctelería. Tanto es así que la ha convertido en su profesión, y en el disfrute de todos los que prueban sus creaciones de perfecto equilibrio.
“Me gusta la perfección en mi barra. Me encanta que todo sea como un baile y que nadie de dentro desentone con él. Me gustan las cosas bien hechas, con gusto y, sobre todo y más importante, con pasión. Creo que si no la tienes, no te puedes dedicar a la coctelería. Esto y el estudio diario son para mí las claves para ser un buen ‘bartender’, más allá de tener técnica o estar de moda”.
Así se presenta la propia interesada, que a su vez nos muestra tres de sus creaciones. No sin antes, pedirla prestado un poco de espacio para ponerles de relieve los pasos firmes y rotundos que comenzó dando esta figura, avalados por otros grandes espadas de la ‘mixología en nuestro país.

 

 

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