En un día frío, con varias horas de trabajo pendiente por delante, y poco tiempo disponible para comer, tomarse una sopa, un caldo o una crema bien caliente resulta una opción deliciosa tanto para prepararla en casa, como para tomarla en el restaurante. Son ligeras, se componen en su mayoría de verduras y agua y la oferta de sabores se amplía considerablemente con el paso del tiempo. Todo esto son factores que acompañan a la buena evolución que presentan estos productos en el mercado. José Antonio Rojas, experto Nielsen en Alimentación, manifiesta que “el mercado de sopas, cremas y caldos continua creciendo al cierre de 2013, debido a un incremento de la demanda. Así, este crecimiento viene pilotado casi a partes iguales tanto por las sopas y cremas deshidratadas como por los caldos líquidos”.
Como se puede observar, la tabla de la evolución del mercado español de sopas, cremas y caldos entre 2011 y 2013 refleja una caída tanto en volumen como en valor de las ventas de sopas y cremas líquidas. José Antonio Rojas explica que “esta caída se debe a una reducción del surtido y a la pérdida de rotación en un año en el que la temporada sufrió una climatología atípica que pareció penalizar más a este segmento. Por su parte, la mayor rotación fue el factor de éxito para las sopas y cremas deshidratadas gracias a la bajada del precio promedio, y en el caso de los caldos líquidos, gracias al incremento de la actividad promocional”.

 

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