Lo que uno vive con pasión, mostrando su creencia más firme y absoluta, se transmite. ¿Qué duda cabe? Sinceramente, ninguna. Si las manos que mueven los hilos son familiares, por parentesco consanguíneo en el caso que nos ocupa, el ambiente que se respira no puede ser otro que el hogareño. Precisamente, eso es lo que se vive y se disfruta en un local del madrileño barrio de Salamanca llamado El Kiosko del Pan. Un establecimiento que es mucho más que lo que su propio nombre indica. Regentado por Paty Pesquero y su hija Elena de la Puente, decoradora de interiores y responsable de la agradable decoración del local, en la que no faltan flores, una tapicería escocesa, colorido, toques de madera, luz natural que traspasa a través de ese escaparate a la calle Don Ramón de la Cruz, y un sinfín de pequeños detalles más, que hacen a El Kiosko del Pan ser un local atractivo, coqueto, acogedor y, por supuesto, cercano y familiar. Incluso, ¿porqué no? evocador de sueños y de buenos momentos vividos. “El local está decorado de una manera que la gente cuando entra piensa que no está en Madrid, ya que les recuerda a otros sitios donde han estado en sus viajes realizados por el norte de Europa, New York o París”, señala Paty.
A esta familia no le era ajeno el mundo de la hostelería. Su primer negocio fue un restaurante en las proximidades de la céntrica Plaza de Santa Ana en la capital española denominado El Bilbaíno, como menciona Paty Pesquero.
Su afición por conceder un placer culinario a los comensales la llevó también a la esfera del ‘catering’. De ahí, con una amplia visión de futuro y de subirse al tren de las tendencias actuales del mercado, Paty redirigió su negocio al terreno del pan, pero sin dejar atrás su gran objetivo: dar de comer.

 

 

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