Crece la demanda de productos de conveniencia de menor tamaño, con poca manipulación, en nuevos formatos, como ‘brownies’, sabores como ‘red velvet’ o ‘carrot cake’ y versiones más saludables

Las experiencias en torno a una mesa son símbolos muy arraigados en nuestra sociedad. Y el momento del desayuno, la merienda o el postre siempre han representado un espacio para el goce, sea para arrancar el día con energía, hacer un tentempié a media tarde o terminar con un dulce sabor de boca. Que la bollería, tanto dulce como salada, y la pastelería gozan de un buen estado de salud lo corroboran los datos facilitados por la Asociación Española de la Industria de Panadería, Bollería y Pastelería, ASEMAC; según los cuales, la producción de masas congeladas destinadas a bollería y pastelería en 2022 alcanzó un volumen de 203.858 toneladas, lo que representa un 9 % más si lo comparamos con el año 2021. En lo que a facturación se refiere, la bollería y la pastelería ha registrado una cifra de 672,27 millones de euros, lo que supone un aumento del 29 % con respecto al año anterior. En líneas generales, desde la asociación estiman que el 35 % de las ventas de sus empresas asociadas tienen como destino el canal ‘foodservice’. 

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