Si pensamos en cava, automáticamente nos viene a la cabeza una fiesta o una celebración, y es que el consumo de este producto ha estado dedicado a lo largo de los años a eventos familiares y festivos. Hoy, y gracias a la labor de los elaboradores y apasionados de este producto, podemos decir que la desestacionalización del cava ha comenzado, aunque todavía queda mucho por hacer, como expresa Bodegas Romale: “poco a poco se va consiguiendo que los consumidores pidan cava más allá de dichas fechas señaladas, aunque aún no tanto como desearíamos”. Por su parte, Bodegas López Morenas expresa su compromiso con la desestacionalización: “siempre se trabaja en este sentido, es una obligación hacerlo”. Pese a su lentitud, esta desestacionalización viene a corroborar el buen momento que vive el cava. Según el Consejo Regulador del Cava, este producto “creció en 2014 en el mercado interior, después de años de retroceso, situando las ventas en 87,6 millones de botellas, lo que se traduce en más de un 7,54%. En esta línea es importante destacar la fuerte recuperación del segmento de la hostelería, con un crecimiento del 9,3%”.
Y es que, este crecimiento no es casualidad. Estos buenos datos también ponen de manifiesto, no sólo que se está avanzando en su desestacionalización, sino que se está empezando a apreciar el cava por sus características intrínsecas, como su versatilidad, algo que para la coctelería es fundamental. Sobre este asunto, Juvé & Camps opina que: “en el caso del cava, partiendo de que hablamos de un elaborado de alta calidad, que aporta unas características organolépticas únicas, ofrece la posibilidad de obtener resultados realmente espectaculares en la coctelería”. Y es que la fiebre del ‘mixer’ ha sido también una de las razones del buen momento del cava. Así opina Dominio de la Vega: “no hace tanto tiempo que era habitual encontrar a alguien disfrutando de algunos de los cócteles clásicos: ‘Kir Royal’, ‘Bellini’, ‘Negroni’, ‘Agua de Valencia’, etc. Hoy en día, gracias al resurgir de la coctelería se vuelven a dar estos encuentros, lo cual augura unas buenas perspectivas para todos”. Esta versatilidad también es positiva para el maridaje de este producto. El cava y la gastronomía se llevan bien, ya que como afirma Freixenet: “puede decirse que el cava es un vino casi perfecto para el maridaje, específicamente por su equilibrado grado de acidez, su frescor y la presencia del gas carbónico, el cual provee un discreto cosquilleo en el paladar”.

 

 

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