Casi la mayoría de edad. El ‘bartender’ vitoriano Javier Caballero lleva más de 17 años dedicándose a una profesión que le apasiona: el mundo de las bebidas. Se la encontró por casualidad, como todo joven de su edad que necesita trabajar a la vez que estudia, en su caso, Educación Física. Tras tres años trabajando en Santiago de Compostela, donde empezó en el restaurante Alameda, descubrió que su trabajo le permitía viajar y empezó a complementar trabajos haciendo las temporadas de invierno en la estación de esquí de Formigal, en pleno Pirineo aragonés, para volar los veranos hasta Ibiza. “Con 24 años me ascendieron por primera vez a jefe de barra y empecé a ver que esta profesión, a parte de divertirme y permitirme viajar, podría ser una profesión de futuro. Fue en ese momento cuando decidí que sería a lo que iba a dedicarme el resto de mi vida”. Tuvo así su primer contacto con la formación en diferentes escuelas de España, algo que se le quedaba pequeño a Javier, por lo que “supe que para poder seguir formándome y desarrollar todo mi potencial, tenía que mudarme a Madrid o Barcelona”. Barcelona ganó y recibió a Caballero en el año 2007. Quizá también fruto de la casualidad, en la Ciudad Condal pasó por varias coctelerías con un perfil bastante marcado de ‘flair bartending’. Durante este periodo en Cataluña trabajó, además, para la campaña nacional de Bacardi Mojito enseñando a preparar ocho recetas muy sencillas en locales de toda España. Una vez más el azar se cruza en la vida del barman y descubre el mundo de la formación, algo que, dice, marcaría su carrera. Asimismo en este tiempo conoce a Alain Devahive, en aquel momento responsable del ‘catering’ de elBulli, con el que aprendió nuevas técnicas y texturas que estaban aplicando a la cocina.
Ya a finales de 2009 crea su primera empresa, Liquid Experience, a través de la que da forma a todas las inquietudes que se le presentaban ante las distintas técnicas aprendidas. Surge, así, el concepto de Coctelería Evolutiva: “Empiezo a darle vueltas a la forma de entender mi coctelería, ya que veía que no encajaba en ninguno de los estilos que había hasta el momento.

 

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