El director del ‘lobby’ del restaurante Saddle, Alberto Fernández, se encarga de que cada trago parezca un clásico pero sepa de lo más futurista a base de ‘twist’

Alberto Fernández reconoce que el gusanillo de la coctelería le llegó después del de la restauración pero lejos de pesarle en su carrera le ha dado muchas tablas a la hora de ver las mezclas en un vaso desde un punto de vista gastronómico.

Aprendió con formación específica, concursos pero sobre todo después de pasar por cocinas de altura como las de los restaurantes Tierra o El Chaflán que tenían una Estrella Michelín, o en Pan de lujo de Alberto Chicote.

“Fue en el año 2009 cuando decidí dedicarme solamente a la barra y estudié en la Cámara de Comercio de Madrid. He estado participando en concursos desde entonces como ‘World Class’ o ‘Mediterranean Inspiration de Gin Mare’. En 2013, representé a España en ‘The Mixing Star’ llegando a estar entre los 18 mejores barman del mundo para ese concurso”, explica Fernández.

Este currículum ha hecho que su encaje sea perfecto para convertir el ‘lobby’ del Saddle, el antiguo restaurante Jockey, uno de los puntos más tradicionales de la gastronomía madrileña, en una de las barras más creativas de la capital.

“Es una coctelería basada en los clásicos, pero le hemos dado ese ‘twist’ con el que nos adaptamos a las necesidades del cliente en pleno siglo XXI. Lo hacemos con diferentes técnicas como la redestilación, los ‘fatwash’, ‘shrubs’, maceraciones, clarificaciones, etc.,  Buscando sabores nuevos con diferentes ácidos, toqués térreos…”, aclara.

Ya ha bebido el éxito en su aventura entre cocteleras en creaciones personales como la de Dr. Stravinsky en Barcelona y la del Hotel Bless en Madrid, por lo que siempre tuvo claro qué tipo de oferta quería ofrecer en este espacio y cómo organizar la oferta para los clientes.

 

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