Foto: Arbequino Amontillado de Castillo de Canena

Un aceite virgen extra arbequino joven impregnado con los complejos matices y aromas de un vino amontillado viejo. Se afina en una barrica de roble americano de 250 litros de capacidad y con una vejez de más de medio siglo, procedente de Bodegas Lustau

Arbequino Amontillado es el nuevo producto de Castillo de Canena. Un aceite de oliva virgen extra arbequino joven impregnado con los complejos aromas de un vino amontillado viejo, tras ser afinado en una barrica de vino de Jerez con más de medio siglo de vejez.

En palabras de Rosa Vañó, directora de ‘marketing’ y comunicación de Castillo de Canena: “La creación de este producto es fruto de la inspiración. Decidimos intentar fijar los complejos y sublimes matices de un gran vino de jerez en el alma de nuestros arbequinos. Así surge Arbequino Amontillado”.

Un proyecto en el que la jerezana Paz Ivison, prestigiosa periodista enológica y Premio Nacional de Gastronomía, ha actuado como asesora y madrina.

Para la elaboración de este nuevo aceite, tan sugestivo y evocador, primero se eligió un vino singular, como es el amontillado, y unos aceites virgen extra arbequinos jóvenes y dúctiles, capaces de hacerse con otros aromas y fragancias. “Haciendo frente a este fascinante reto, trabajamos junto a nuestros amigos de Bodegas Lustau. Ellos nos regalaron una barrica de roble americano de 250 litros de capacidad y con una vejez de más de medio siglo, que contenía un amontillado viejo que nunca antes se había embotellado para la firma jerezana”, señaló Francisco Vañó, director general de Castillo de Canena, quien ha concretado que “los expertos capataces jerezanos decidieron en su momento crear ese Soleraje de Amontillado y dejarlo en estático para que fuese evolucionando con el paso del tiempo”.

Una vez en la bodega de Castillo de Canena, se extrajo el vino amontillado viejo y se llenó la barrica con aceite virgen extra arbequino. Así, poco a poco y en unos días, el zumo de aceituna joven se fue impregnando de los complejos aromas del amontillado viejo, persistentes en las duelas del interior de la barrica.

Según ha matizado Francisco Vañó, “ha sido un trabajo complejo, ya que era fundamental calibrar el tiempo del proceso de afinado del aceite arbequino, para evitar que la microoxigenación que aporta la madera -tan positiva para el vino- lo enranciara. Tras varias pruebas e intentos -algunos fallidos- logramos obtener la perfecta fusión de las notas sensoriales del amontillado en el interior de la naturaleza de nuestros aceites de oliva virgen extra. Habíamos conseguido la simbiosis perfecta del vino viejo generoso de Jerez con los jóvenes aceites de Jaén”.

Después de vaciar la barrica del aceite arbequino ya afinado, se vuelve a llenar de nuevo con amontillado viejo de Bodegas Lustau, VORS, ya que la barrica jerezana no puede quedar nunca vacía.

La cata del nuevo Arbequino Amontillado cuenta con una sorprendente nariz, muy evocadora y con recuerdos a frutos secos tostados, maderas nobles, fruta madura y setas; con un delicado matiz de jerez. En boca es amable y elegante en la entrada. Fluido y dulce al paladar, y complejo y con un gran abanico de diferentes matices: notas yodadas, de avellanas tostadas, entremezcladas con recuerdos de aguacate maduro. Al final, destacan claramente los recuerdos de madera de barrica, una sensación amontillada con matiz ‘umami’.

Se presenta en botellas de cristal negro de 250 ml, cuya etiqueta simboliza la histórica hermandad entre la vid y el olivo; cultura y tradición milenaria en estado puro.

Este aceite es ideal con pescados a la sal y al horno, aves y cerdo a la brasa o al horno, setas y ‘boletus’ o pasteles de carne, entre otros. “Gracias a sus características organolépticas, este nuevo Arbequino Amontillado es estupendo para maridar con multitud de platos y recetas; desde las más clásicas a las más rompedoras”, manifiesta Rosa Vañó.