La familia Sagrera lleva veinte años deleitando a la clienta con sus propuestas en esta cafetería de enclave privilegiado en Blanes (Girona). Productos de la mejor calidad, elaboraciones artesanales que recrean los sabores de toda la vida y respetan las recetas tradicionales son la base de sus creaciones centradas principalmente en el universo de la pastelería

En la localidad gerundense de Blanes, se erige como un emblema histórico y representativo de este término municipal catalán una espectacular casa indiana del siglo XIX que mira al Mar Mediterráneo en la Costa Brava. 

Con esa solera que la caracteriza desde el año 1890, Casa Oliveras, desde hace dos décadas se ha convertido en una coqueta y acogedora cafetería de la mano de la familia Sagrera. Francesc y sus hijos Sergi y Aleix han recreado este espacio en un lugar donde mimar y endulzar el paladar de los clientes. Algo que no es de extrañar dada la calidad de los productos que ofrecen y la artesanía en la elaboración de sus propuestas. Y, es más, habría que partir de la propia concepción y filosofía del establecimiento que, como detalla Aleix Sagrera durante el transcurso de nuestra agradable conversación, “tratamos el negocio con cariño, como si fuera un capricho y esto lo reflejamos también en los productos”.

Esta bonita estructura arquitectónica que cuenta con dos entradas, una por el Paseo del Mar y la otra por su parte posterior, en el Passeig de dintre, dispone de dos terrazas donde recibir también a la clientela, una de ellas frente al mar y la otra ubicada en la parte posterior de la casa, en el Passeig de dintre.

Un lugar de ensueño donde los clientes pueden también recrear su vista mientras degustan propuestas con una excelente materia prima, de cercanía, de índole casera y que reproducen auténticos sabores de toda la vida, centradas, principalmente, en el mundo dulce. “Mi hermano Sergi y yo estudiamos hostelería en Barcelona y nos especializamos en pastelería; nuestro negocio se basa bastante en esto, en tartas caseras, galletas artesanales, pastas, chocolate a la taza, etc.”, señala Aleix Sagrera.

La tradición pastelera es la guía de las creaciones. “No nos movemos del origen de la receta, hacemos la pastelería artesanal de toda la vida, como la hacía la abuela. Por ejemplo, en cuanto a tartas podríamos decir que nuestro buque insignia es la tarta Tatin de manzana, la tarta Sacher o el ‘brownie’ con nueces. También hacemos pastel de zanahoria, tarta de limón, tarta de galleta…

Por lo que a pastas se refiere, cabe decir que hacemos galletas, melindros (bizcochos típicos catalanes para mojar en el café) o churros para acompañar al chocolate a la taza, que también es una receta nuestra, así como la mezcla del cacao.

La gente está encantada de ver esos pasteles de toda la vida que solo con mirarlos ya saben que son artesanos”, puntualiza Aleix.

Como no podía ser de otra manera, estas ‘delicatessen’ hacen honor al ambiente tradicional de la casa que hospeda a esta cafetería, e incluso la vajilla en las que se presentan las propuestas también es acorde al lugar. “El chocolate a la taza lo servimos en una taza antigua, por ejemplo”, detalla Aleix.

Leer el artículo completo en la revista