Son productos sin igual. Pocos pueden presumir de ser alimento y bebida a la vez, o de aportar sabor y salubridad casi a partes iguales, incluso de gustar a un abanico tan amplio y variado de público. “Los zumos de frutas a partir de concentrado se obtienen al restituir o reconstituir los zumos concentrados con agua potable, por otro lado, los néctares se obtienen por adición de agua y, en su caso, de azúcares, edulcorantes o miel, en la cantidad máxima legalmente establecida, a un porcentaje de zumo también regulado legalmente para cada tipo de fruta, que en los más comunes es como mínimo del 50%. Por su parte, los ‘smoothies’ no tienen una definición legal, es un nombre comercial que suele aplicarse a productos elaborados normalmente con trozos o purés de fruta, batidos, helados y zumos”, explica Alfonso Mena, secretario general de la Asociación Española de Fabricantes de Zumos, (Asozumos).
Algunas de las virtudes principales encontradas en los zumos de frutas y que, aunque no se ven, también son adquiridas cuando el consumidor decide invertir en uno de estos exquisitos productos, son descritas de forma detallada por el secretario general de Asozumos: “los zumos de frutas son una fuente muy importante de vitaminas y minerales, se ha demostrado que las vitaminas se encuentran en una cantidad similar, o incluso superior, al de la fruta de origen. En concreto, destaca su aporte en potasio, selenio, magnesio y cobre; y vitaminas A, B1, B6, B8, B9, C y E. Entre sus beneficios para la salud, la vitamina C tiene un importante papel en la absorción del hierro; la E se asocia a un menor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares; y la vitamina B9 o ácido fólico tiene efectos positivos en la prevención de malformaciones fetales.

 

 

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