No hay lugar que pueda casar mejor con Paradiso Cock­tail Bar que el barcelonés barrio del Born. Este gótico distrito, con sus pintorescas plazas, sus calles serpenteantes y adoquinadas y sus peripuestos balcones, rodeado de misterio y encanto, es el emplazamiento perfecto para esta coctelería de aire clandestino. Porque a este nuevo local, que abrió sus puertas el pasado mes de diciembre, le han querido dar un sello casi furtivo, con una atmósfera secreta, ideada por el ‘bartender’ Giacomo Giannotti en asociación con el grupo hostelero La Confitería. Verán por qué. A pie de calle se sitúa una bocadillería con una carta colmada de productos ahumados. Regentada por el colectivo Rooftop Smokehouse, muy aclamados por estas elaboraciones curadas en las ferias de cocina callejera, sirven tres tipos de bocatas: uno de ‘pastrami’, otro con pescado ahumado y, un último que va variando cada mes. Todos ellos de facturación artesana y con materia prima seleccionada con esmero. Hasta tal punto prima la calidad para ellos, que no se sirven refrescos para acompañar sus manjares, sino cerveza artesana. Este primer espacio presenta un aire de antigua charcutería, con un gran arco rematado por el nombre Pastrami Bar en baldosas de mosaico y una magnífica báscula coronando la barra. Desde la calle nada hace pensar que allí haya nada más que una bocadillería, y mucho menos que allí se sirvan cócteles. Son las puertas de una cámara frigorífica recuperada de una antigua ‘vermutería’ las que esconden el gran enigma: Paradiso Cock­tail Bar se encuentra tras ellas.
Giacomo Giannotti nació en la localidad italiana de Marina de Carrara y es hijo de un maestro heladero del lugar, al que rinde homenaje con el nombre de la coctelería, pues Paradiso se llamaba el negocio familiar. Hizo su aprendizaje como ‘bartender’ en Londres, pero cansado del frío de la ‘city’ británica, decidió mudarse a Barcelona, de mejor y agradable clima. Aquí ha trabajado en el Hotel W y, posteriormente, en el Ohla Boutique Bar al lado de Giuseppe Santamaria. En el año 2014 gana la ‘World Class España’, pero eso no es todo, porque acaba entre los ocho mejores del mundo en las finales globales de Londres. El pasado 2015 decide emprender su propio proyecto con sus amigos de La Confitería y empieza la aventura paradisíaca.

 

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