El chef realiza una cocina tradicional ibérica que da a degustar a sus comensales en una barra japonesa fomentando la interacción gastronómica con su creador, además de entre los propios clientes. Un restaurante familiar y cercano

Natural de Córdoba (Argentina), pero con ascendencia italiana y catalana, Martín Andrés Comamala quiso abrirse al exterior guiado por su espíritu viajero y aventurero. 

Le gustaba sobrevolar el mundo y en la cocina encontró la profesión que le daba alas para ello. Entabló una alianza perfecta entre descubrir nuevos horizontes y el arte de los fogones, que era un recuerdo vivo en su memoria tras el disfrute experimentado en la cocina con su madre y con su abuela. Sus genes ya estaban predispuestos para lo que sería su futuro profesional.

Primero dirigió sus pasos por cada rincón de su país natal y después los encaminó a traspasar fronteras. “Comencé en La Patagonia y recorrí Argentina cocinando, aprendiendo de cada pueblo, de su cultura. Posteriormente, fui a otros países de Sudamérica, un viaje que hice caminando, estuve en Perú, Bolivia, Ecuador y llegué hasta Bogotá (Colombia). Trabajé en cada uno de estos lugares y aprendí cómo cocinaban en cada sitio. En Colombia tuve la oportunidad de conocer la cocina moderna al trabajar con una chica que estuvo en la Escuela de Hostelería Hofmann, y empecé a interesarme por este tipo de cocina. Me llegaron libros de elBulli y me dije: un día tengo que ir a trabajar allí, fijándome esa meta. Más tarde, desde Colombia regresé a Argentina, y posteriormente me vine a España, y estuve viajando mucho por el país, además tuve la suerte de trabajar en elBulli”, me indica durante nuestra agradable charla.

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