La unión de Francisco Bayarri con la coctelería surgió de forma espontánea, creando un vínculo tan especial que en la actualidad sigue igual de consolidado. Bayarri, que lleva sangre canaria en sus venas y reside en las islas, explica cómo se produjo este encuentro: “Desde muy joven empecé trabajando como pinche en una cocina; después, tras pasar por varios cargos acabé por casualidad de camarero en una discoteca. Un buen día, en este local, los bármanes Eduardo Alonso y su compañero Andrés realizaron una exhibición de ‘flair’ o ‘flairtending’ y verles cambió el rumbo de mi trayectoria profesional. Hablé con ellos, más tarde realicé un curso de coctelería, y empecé a poner en práctica lo que iba aprendiendo en las clases en el día a día de mi trabajo. Mis jefes siempre me dieron libertad para ello”. No cabe duda, que además de la fuerza del destino, para que una historia se vea consolidada se necesita más que el pistoletazo de salida. Por eso, este ‘bartender’ afirma, que después de entrar en contacto con el mundo de la ‘mixología’, ha seguido en continuo aprendizaje: “siempre he seguido formándome, tomando clases sobre los distintos licores, y experimentando mucho con cócteles clásicos, ahumados, coctelería molecular, infusionados, etc”.
Ahora que su lazo con la coctelería está consolidado, Francisco Bayarri se declara admirador de los ‘gin tonics’ y ‘vodka tonics’: “soy un apasionado de estas dos combinaciones, me encanta la variedad de matices que se les pueden dar. Mi inspiración a la hora de trabajar siempre se ha basado en mi tierra, Canarias, el calor de su gente, la tranquilidad de su vida, y mi pareja, Laura, a la que quiero con locura. Asimismo, otra de mis fuentes de inspiración es seguir de cerca el trabajo que realizan grandes profesionales como Eduardo Alonso, Miguel Machado, Willy de Candelaria y Tahiche Puig, así como otras grandes figuras del sector que se encuentran en las islas y que tanto aportan”.

 

 

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