Jorge Nicolás Serrano decidió seguir los dictados de su carácter inquieto tendente a buscar siempre nuevos retos, desviándose así del camino de la abogacía que dirige los pasos profesionales de su familia; pasos que incluso el propio Jorge también dio en su andadura inicial. Pero su vida profesional no iba por el mundo de la jurisprudencia, sino del ‘bartending’. Una profesión por la que siente verdadera pasión, devoción y entrega, dibujando en ella sus trazos más creativos.
No obstante, el mundo de los espirituosos no le era ajeno a este ‘bartender’ ovetense, ya que su abuelo fue el creador del famoso Anís de la Asturiana e incluso la familia disfrutó de un coñac propio, como comenta Jorge Nicolás Serrano durante nuestra agradable conversación.
El pistoletazo de salida en el mundo de la ‘mixología’ fue un curso básico de coctelería que realizó en una escuela de la capital del Principado de Asturias, pero ello le supo a poco. “Quería saber más y empecé a formarme con Javier Caballero, profesional con el que llevé a cabo muchas formaciones. A su vez realicé cursos en Londres, y después de mucho aprendizaje quise encontrar un lugar donde aplicar esos conocimientos. Primero los desarrollé en el Urban Cocktail Club de Oviedo, con Manuel, que fue uno de mis mentores. Siempre he tenido la suerte de encontrar muy buenos profesionales, de los cuales he aprendido mucho. Asimismo estuve en el Centro Cultural Oscar Niemeyer junto con la renombrada familia Morán y allí tuve la suerte de conocer a una persona muy renombrada en el mundo de la coctelería como la brasileña Paula Roque. Todo ello seguía despertándome la curiosidad por este campo. De ahí fui al Hotel España, cuya figura gastronómica era Javier Loya. La gastronomía siempre me ha despertado mucho interés y he procurado juntarme con cocineros para entender el por qué de los platos; y así comprender el por qué de los cócteles. Javier Caballero me enseñó a cuestionarme el por qué de los sabores.

 

 

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