CARNE T
de iden t idad
ATEMPO
Carrer de Còrsega, 255
08036 Barcelona
Tel.: 93. 202 86.85
con dibujos de personajes a tamaño
real, salidos de la imaginación del ar-
tista
Octavi Intente
. La distribución
del espacio mantiene el diseño que
marcaron los arquitectos del estudio
GCA
en el que el blanco en distintos
elementos de la decoración se multi-
plica gracias al efecto creado por un
universo de espejos y cristales.
De hecho, es un cristal lo que separa
a los clientes de la cocina en la que el
equipo de Cruz se afana cada día en
dar con la mejor mezcla de sabores y
autenticidades.
El ambiente global del restaurante res-
pira al Chicago de los gánsters, a esos
lugares donde el placer era algo que
cotizaba al alza, casi al mismo nivel
que el riesgo y la valentía. Hasta los
camareros van vestidos de negro, con
tirantes, corbata blanca y un sombre-
ro que invita a esperar, quizá, platos
mafiosos llenos de sabores explosivos,
con una música de ‘jazz’ de fondo. Al
más puro club estadounidense.
Gastronómicamente hablando, Atem-
po también es un bistró con todas sus
letras. La carta realiza un viaje a esas
comidas tradicionales de nuestro país
y por la de otros países que ‘suenan’
diferente bajo la batuta de Cruz y del
jefe de cocina del local,
Quim Gaba-
rró
. “Es una cocina evolutiva e inquie-
ta, basada en el producto y donde tie-
ne cabida tanto la creatividad como la
tradición”, asegura Jordi Cruz cuando
le piden que defina sus platos en este
local.
Para disfrutar, nos encontramos en la
carta con huevos de corral, ibéricos,
mariscos, ‘foie’, liebre, cerdo, guisos y
hasta milanesa. Pero siempre hay que
esperar sorpresas de las manos del
chef catalán: el cerdo es la piel de los
pies con lágrimas ibéricas, la carrilla-
da es de atún, el arroz burgués con
pichón, la carne de monte viene con
mostaza japonesa y la milanesa es de
costillas de cabrito.
Y si hablamos del postre: miel, torrijas,
‘brownie’, crema de arroz… y a soñar.
Jordi Cruz ha querido cuidar en este
nuevo proyecto hasta el mínimo detalle
para disfrutar de una experiencia cálida
y acogedora. Cada plato lleva asociado
un número que es el vino con el que
el maridaje resulta perfecto. El cliente
puede pedir una copa para cada servi-
cio o una botella de la estupenda bo-
dega instalada en un amplio armario a
la vista y elegida especialmente por los
‘sumillers’ de Atempo.
El restaurante está abierto todos los
días para que los clientes elijan sus
distintas opciones: se puede tomar el
aperitivo, picar algo con medias racio-
nes o disfrutar de una comida o cena
a la carta.
Al Capone
estaría encantado de pro-
barlo.
Lola Campoamor
Fotos cedidas por Atempo
© Marco Pastori
© Marco Pastori
© Marco Pastori
16
B
ar
B
usiness